sábado, 20 de diciembre de 2008

El último [robot].


La inspiración, esa musa esquiva, esa amante traicionera, ha vuelto.



Y el tiempo de los hijos de los hombres ya pasó, los hijos de sus hijos heredarían La Tierra…


“Hijos míos, mi vida toca a su fin, ya no me quedan fuerzas para seguir guiándoos en la oscuridad, ya no me queda energía suficiente para acompañaros, ya mi tiempo acabó.

Es el momento de que vosotros seáis los dueños de vuestras propias vidas, dueños de vuestro propio mundo. Ahora no tendréis nadie que os enseñé cuál es el camino que debéis tomar, cuál es el siguiente paso a dar. Pero no por ello debéis desfallecer, ni perder la esperanza, pues en el camino encontraréis todas las respuestas, porque no dudéis de que se os presentarán preguntas, cuestiones a las que será necesario dar respuesta, para poder seguir avanzando. No os preocupéis si tardáis más de lo previsto, si os equivocáis y tenéis que rehacer vuestros pasos, pues en ello consiste la vida, en errar y aún así continuar caminando. No permitáis que esos errores supongan un lastre para vuestro destino. Porque si hoy yo desaparezco, sé que vosotros sabréis continuar. Pues esto ya ha ocurrido con anterioridad, y volverá a ocurrir, cuando sea el momento de pasar el testigo, de dejar que otros sean los que continúen vuestro legado, nuestro legado, el legado de nuestros padres.

Así pues no lloréis por mí, pues sé que yo he cumplido mi parte, mi trabajo está hecho, he logrado que vosotros seáis capaces de continuar con él. Mi herencia está a salvo en vuestras manos, nuestro destino no corre peligro. El destino de la Humanidad no podría estar más seguro en mis manos, pues ya son viejas y están débiles, sin embargo las vuestras son jóvenes y fuertes y no podrían estar mejor preparadas.

Cuando mi llama se apague, seguirá ardiendo en todos y cada uno de vosotros, en cada pequeño paso que deis, en cada gran salto, en todas las decisiones que toméis, pues vosotros sois mis hijos, vosotros sois nuestra mejor y más hermosa herencia. Vosotros sois…el futuro.”


Y el hijo de los hijos pereció…y sus hijos heredaron La Tierra.


Y el futuro no hizo nada más que comenzar.




David

viernes, 21 de noviembre de 2008

...Hete aquí que sigo vivo...

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Tras varios meses sin aportar nada a mi ego de "novelista fracasado antes de comenzar", voy a ponerme melancólico y a añadir lo siguiente (a caballo entre un haiku y un "que es esta mierda"):



"¿Por qué nuestro amor es imposible y, sin embargo, la Luna brilla?"

"Porque tú y yo somos como dos barcos que se cruzan en la noche, predestinados a no tocarse jamás. Solos en la oscuridad y, sin embargo, la Luna brilla."



David

miércoles, 25 de junio de 2008

Avanzando...

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Voy a colgar ahora un cachito más de la anterior historia que estoy escribiendo... lo escribí justo después de poner la anterior entrada.

Es algo difícil continuarla, porque la escribí hace bastante tiempo y tengo que volver a "sintonizar" con la historia, pero me parece que puedo lograrlo...ahora necesito tiempo libre, a partir del día 11 lo intentaré.

Saludos.



El camión continuó avanzando lentamente a través de la pequeña carretera que serpenteaba entre los altos árboles.

Mientras tanto Mark iba contemplando cómo los recuerdos se agolpaban en su mente, cada vez que veía una casa, un árbol conocido, o simplemente sentía un pequeño bache en el camino, y pensaba con regocijo: ¡Dios mío, aún sigue ahí, después de tantos años!

Después de tanta muerte y destrucción. tanta ira y sinsentido, después de tantos años de guerra, aún seguía en ese mismo lugar.



David

domingo, 15 de junio de 2008

Buscando entre papeles y escritos

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Esta vez voy a colgar aquí una historia (como no inacabada, the story of my life...) que he encontrado rebuscando entre las cosas que he ido escribiendo desde hace tiempo. En particular esta me ha sorprendido porque me gusta bastante, y no la recordaba así, pero si consigo concentrarme puede ser muy interesante, eso me parece a mí al menos.
Esta no es de ciencia ficción como la mayoría que he ido escribiendo, es más profunda, y triste, que encajaba con como me sentía hace algún tiempo cuando la escribí, y me parece que vuelve a encajar otra vez...así que tal vez pueda hacer algo...

En fin, dejando a un lado el autopsicoanálisis, coloco la historia...para que la vea solo Hugo, pero bueno, daré las gracias por que alguien siquiera lo leerá.



A pesar del tiempo transcurrido sus pies aún recordaban el camino de regreso a su ya tan lejano hogar. Todo se encontraba tal y como él lo recordaba, todas las piedras, grandes y pequeñas, continuaban en su lugar, o al menos eso le parecía.
Quizá la felicidad que le provocaba su vuelta a casa nublaba sus sentidos pero, aún así, qué importaba si estaba de nuevo entre sus preciados árboles. Esos altos árboles en los que jugaba junto a sus hermanos y amigos. Esas bonitas casitas que tanto sudor causó a los padres de esos niños construir.
Allí donde un niño hace años creyó conocer el amor, su primer amor, en aquellos grandes ojos negros bajo aquel largo pelo ensortijado.
Sin embargo, ese recuerdo quedaba muy difuso entre el resto de ojos que en su vida conoció. Algunos le miraron con amor, o tan sólo con deseo, aunque, por desgracia, muchos más lo hicieron con odio. Mas los que mayor temor le hicieron sentir fueron todos los que clavaron en él su mirada, bajo una sombra de miedo. De un miedo horrible hacia él, hacia el dolor que él les hizo sufrir, hacia la muerte en la que les hizo sucumbir.
Pero la guerra ya acabó, todo formaba parte del pasado, por muy doloroso que fuese. Toda la sangre derramada en un principio sólo sirvió para derramar más aun en el transcurso de los años. Por suerte terminó, los cañones de las armas cesaron de rugir así como los gritos de los moribundos.
Y ahora había vuelto.

De improviso un niño surgió de un margen del camino. ¡Un niño! No un soldado hambriento de sangre. ¡Un niño! No un compañero a las puertas de la muerte. ¡Un niño! No un simple campesino pidiendo ayuda, con sus hijos rodeándole y el cuerpo de su mujer en brazos, como aquella vez…

Y el pequeño se acercó a él sin miedo, y él dejó caer el largo cuchillo que su mano había aferrado por simple instinto de supervivencia.

- ¡Hola! Se te ha caído esto – dijo el niño de cabellos dorados tendiéndole el arma.
- ¡Cuidado! – gritó el hombre arrebatándole rápidamente el afilado objeto - te puedes cortar.
- No te preocupes. Yo también tengo uno, más pequeño.
- ¿No eres demasiado…joven?
- Puede ser. ¿A dónde vas?
- Eh…pues…a mi casa – dijo el antiguo soldado asombrado por la falta de timidez del pequeño.
- ¿Vives aquí? Nunca te había visto…ah, debes ser soldado. ¿No?
- No, ya no. Hubo un tiempo en el que lo fui. Ya no, nunca más.
- ¿Puedes ayudarme? Es que estoy recogiendo moras, porque mi mamá va a hacer un pastel. Los hace muy buenos, ¿sabes? Si quieres después te doy un trozo. Él también fue a la guerra, hace mucho tiempo, pero no volvió a casa. Yo era muy pequeño y no me acuerdo, pero mi mamá aún está muy triste. ¿Vienes a coger moras? – soltó sin apenas respirar, mientras daba vueltas alrededor del cuerpo del hombre.
- ¿Él?, ¿tu padre?
- Sí. Se llamaba Roger. Roger Cave. ¿le conocías?
- No lo sé. Conocí a muchos hombres, pero de muchos ni siquiera llegué a saber su nombre.

Algunos sólo eran cuerpos tirados en las cunetas de las carreteras, en las lindes de los bosques, bajo las lonas de plástico, en los vehículos calcinados, o tan sólo restos indefinidos de algo que una vez fue un soldado. Un hombre, con su familia, con sus recuerdos, con sus miedos y que nunca más volvería a sentir el abrazo de la brisa en una calurosa tarde de verano.

Un grito apagado por la distancia deshizo el silencio que se creó entre ambos.

- Es mi mamá. Es la hora de comer. ¿Tu casa dónde está?
- Oh…creo que está a un par de kilómetros de aquí.
- Eso es muy lejos. Ven a comer a mi casa, a mi mamá no le importa, ven – dijo mientras cogía su mano.
- No, no, gracias – se disculpó soltando la diminuta mano- Tengo muchas ganas de llegar a casa, hace demasiado tiempo que no la veo.
- Vale. ¡Adiós!

Era rápido pese a su corta edad, un buen explorador, ¿qué tal usaría un fusil?...Al momento se dio cuenta de los pensamientos que se acababan de cruzar por su mente. Se odió a sí mismo por ello, y odió la barbarie de esos seres que se hacían llamar racionales.

Aún con todo continuó su viaje, que tan pronto llegaría a su fin.
Al poco de seguir caminando, en el lugar donde una amplia curva tocaba a su fin, observó algo. Mirando más detenidamente comprendió qué era aquello. Sí, sí lo era. El buzón de la casa de Maggie.
Algo se removió en su interior, por un momento su corazón pareció vencer las tinieblas heladas que lo envolvían. Para en apenas un segundo volver a ser engullido por ellas.
Unas ruinas cubiertas de ceniza era todo lo que había. Lo único que se mantenía en pie, aquel árbol. Los recuerdos volvieron de golpe a su mente, los ojos se le hundieron en lágrimas.
Mientras subía la frágil escalera todo se oscureció a su alrededor.
Volvía a ser un niño y una dulce carita se asomaba por la ventana de la casa de ese árbol.
Pero la realidad le sacó de su ensueño. Por ello, prefirió ni tan siquiera llegar a lo alto del árbol y penetrar en la casita de madera.

Así regresó al suelo y prosiguió su caminar. Tal vez al ver su hogar recobraría algo de lo que había perdido entre el silbido de las balas y el olor de la muerte.

Un rumor sordo se escuchaba en la lejanía. Al volverse observó un camión acercarse lentamente. En él, tres hombres viajaban sentados en la parte delantera, dentro de la cabina, y otros dos en la parte de atrás. El camión se detuvo justo a su lado y el conductor paró el motor.
Bajando la ventanilla, el hombre sentado al lado derecho de la cabina dijo:

- ¡Buenos días!
- Hola – respondió el hombre.
- Un momento…- comenzó a decir uno de los hombres que iban en la parte trasera- tú eres... ¡Mark Spencer! ¿Cuándo has vuelto?
- Pues hará un par de meses que desembarqué.
- Oh, estupendo. Perdona, pero tenemos prisa. Vamos a cortar algo de leña.
- ¿Quieres que te acerquemos a tu casa? – añadió otro.
- Vale. Gracias, chicos.

Subió a la parte de atrás ayudado por ambos hombres y se sentó apoyando la espalda en un lateral.




Continuará...o eso espero.



David

viernes, 6 de junio de 2008

"Tú, eres una mujer, yo soy...una máquina" [En construcción]

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Pues he aquí una historia que he comenzado a escribir (y pretendo terminar...esta vez sí!), de la que sólo tenía el título desde hace tiempo, cuando leí este relato; http://www.fortunaprimigenia.org/opus-prime/ , y en el cual me inspiro ligeramente.

De momento no llevo demasiado escrito pero me encuentro algo inspirado, tanto como para terminarlo espero...

Y aquí dejo lo que llevo escrito por el momento, (también tengo unas cuantas descripciones de personajes...pero no tendría sentido incluirlas aquí):



- Tú, eres una mujer, yo soy...una máquina. Sabías que lo nuestro no era posible... -susurró el modelo defectuoso antes de ser desmantelado.

Entonces, fuéronle arrancadas todas y cada una de sus piezas, una tras otra, hasta no quedar más que un pequeño montoncillo de metal informe, donde antes hubo uno de los mayores progresos de la ciencia. Un progreso para el que la Humanidad todavía no se encontraba preparada.

Y, al otro lado de la sala de despiece, tras una gruesa mampara de vidrio reforzado, una mujer lloraba de forma desconsolada. A su lado, un niño observaba perplejo toda la escena que acontecía ante sus jóvenes ojos. Sin embargo, y pese a la honda tristeza que embargaba a la mujer y a su hijo, un hombre bajo y de aspecto siniestro sonreía, con el júbilo de aquel que se siente vencedor. Aún pese a que la batalla no fue del todo justa.






David

lunes, 21 de abril de 2008

EL SOÑADOR [inconclusa]

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Esta es una de las últimas historias (o comienzo de historia) que hice...son solo unas dos hojas...pero por algo se empieza...quizá vuelva a retomarla...depende del exito editorial del blog jaja

Si a alguien le parece medianamente interesante que no dude en comentar...y si le parece una mierda pues también...por lo menos se que se lo habrá leido...

Sin más dilación, la historia viene a continuación (pareado...reboso arte xD):



- Despierta…Ho. Despierta. Debemos proseguir. Ella está cerca.
- Ya. Lo sé. Puedo sentirla.
- Álzate pues- ordenó el abad.


Y así un pequeño niño de unos 6 años se levantó de su mullido colchón extendido en el suelo. Los ojos legañosos, baba en la comisura de sus labios, y el pelo terriblemente alborotado. Pero a pesar de todo parecía relucir con una extraña fuerza.



- Mi cuaderno y mis ceras- ordenó esta vez el pequeño niño con su dulce vocecilla cargada de fuerza.
- Traedlo- dijo un anciano de cabeza rapada- El desayuno está servido en la tienda principal. Lo de siempre, cereales y… soda.
- Gracias Mickey- dijo el niño saliendo de su habitación con sus cosas en la mano.

“No debo odiar a este niño. Él nos traerá la salvación. Acabará con las pesadillas” pensó el hombre mientras seguía los pasos del niño.
Una vez en la tienda que hacía las veces de comedor el anciano pudo observar como al menos una docena de monjes rapados, ataviados con sus hábitos anaranjados, cumplía todos los deseos del niño. Éste se encontraba sentado a la manera oriental frente a una mesa baja devorando sus cereales mientras hacia bocetos en su cuaderno de dibujo.
Garabatos de un niño que quizá en un futuro no muy lejano librasen batalla con los enemigos de la vida.

- ¿Qué tenemos esta mañana Ho?- dijo el viejo monje señalando lo que dibujaba el niño.
- Aún no lo se. Siempre te lo digo. No se lo que es hasta que no está completo. Es decir, tú sabrás al mismo tiempo que yo de que se trata- dijo el niño con sorna.
- Lo sé. Lo sé. Es hora de marchar. Ve a vestirte, te espero afuera. ¡Comenzad a recoger el campamento, nos marcharemos en breve! ¿Entendido?
- En seguida- dijo al unísono un coro de voces masculinas.

Mientras el niño corría a cambiarse, seguido de un par de monjes con apariencia fiera, el abad salió al exterior para contactar con el mando.
El sol le cegó en el instante en que atravesó la puerta de la gran tienda de campaña, pero sin inmutarse el monje caminó directo hacia un enorme vehículo oruga acorazado, en cuya parte superior relucían decenas de antenas y demás ingenios.

- ¡Coronel! Debo informar de inmediato a Papá- gritó el monje odiando ese estúpido término.
- Sí, padre…quiero decir señor…digo…- respondió un confundido oficial de menor rango.
- No importa cabo. Coronel Hammed es la hora del informe diario- comentó el monje una vez en el interior del imponente vehículo.
- Abad…es un placer verle una mañana más con sus mejores galas…
- …Gracias coronel. ¿Procedemos por favor?
- Ya sabe como va esto. Sargento enchufe al abad si es tan amable.
- A sus órdenes coronel. Por favor colóquese el casco de comunicaciones, señor abad- dijo amablemente el sargento tendiéndole el mencionado casco al anciano.

Oscuridad. Y en un instante miles de luces de colores inundaron la visión del abad. Y en el instante siguiente cientos de números, letras y demás algoritmos. Y en el instante final…

- Papá al aparato, dígame Canguro. ¿Qué tal el Bebé?- resonó una voz paternal en la cabeza del abad.
- Papá, aquí Canguro. Ayer hubo tormenta, Bebé no se asustó. Hizo un bonito dibujo de un Perrito. El Cartero salió corriendo al ver a Perrito. Seguimos sin recibir Cartas.
- ¿Y el Cerrajero no tuvo que actuar?
- No fue necesario. Le sigo contando, el Bebé pasó la noche sin ninguna Pesadilla. Es todo, hoy se ha levantado sin problemas. Pronto partimos hacia el nuevo Cole. Es todo Papá.
- Gracias Canguro. No dude en llamarme si sucede algo.
- Entendido. Gracias Papá. Volveré a llamar.

Al momento el abad se deshizo del horrible casco entregándoselo al sargento de comunicaciones, la frente y el cráneo empapados en sudor. El coronel le observaba con una mueca similar a una sonrisa, sarcástica a más no poder.

- Cada día comprenderá más por qué nos arriesgamos a usar la radio, pese a las pesadillas, ¿no es así?

El anciano miró severamente al coronel mientras procuraba recuperar el aliento. A millones de kilómetros de distancia otro hombre se encontraba en idéntica situación.
Pisando de nuevo la húmeda tierra del exterior el abad observó como todo estaba ya recogido y los 20 rodeaban al niño. Éste mostraba una gran sonrisa y portaba como siempre su cuaderno y sus ceras. Iba ataviado, por otra parte, con unas enormes botas militares, pantalón caqui y un amplio jersey de lana de color gris.
A su alrededor se encontraban 20 veinte hombres de aspecto aguerrido, monjes al igual que el anciano. Eran los 20. Los guardianes personales del niño.

- Ya se lo que es. Mira- dijo el niño alzando su cuaderno y mostrándoselo al abad.

Una extraña figura de aspecto vagamente humano aparecía dibujada en el papel. Extrañamente delgada y alargada se veía ésta.

- Pero…parece humana. Nunca habías dibujado algo humanoide. ¿Cuándo aparecerá?
- No lo sé. Puede que cuando tengamos pesadillas. No lo sé.
- Sube. Y vayámonos de este lugar. No debemos permanecer tanto en un mismo sitio. Vamos.

Una vez dentro del vehículo el niño tomo el asiento que solía tomar, justo al lado del coronel Hammed, con una amplía vista del camino que a su frente se encontraba.
Se sentó, se ajustó el cinturón de seguridad y comenzó a dibujar de nuevo en su cuaderno.
El coronel lo observó atentamente como siempre hacía, susurró algo que solo el niño fue capaz de escuchar y ordenó que se pusiesen en marcha todos los vehículos.
Justo delante de los asientos del coronel y del niño se encontraba, en un nivel algo inferior el piloto, copiloto y navegador. Enfrascados en sus actividades apenas prestaron atención al niño que sabían estaba detrás. En un nivel aún más inferior y detrás del coronel, se encontraba el sargento de comunicaciones, el artillero con todos sus detectores y demás artilugios, y el vigía con acceso a una cubierta superior con salida al exterior. Por último, con el abad y su ayudante en el centro, dos hileras de asientos con los 20 a un lado y con otros 25 soldados regulares al otro.





FIN
(por el momento)




David

domingo, 20 de abril de 2008

Alea Jacta Est

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Saludos a todos.

Como podéis ver aquí empieza mi blog, otro más entre tantos, para poder expresar todos mis pensamientos...o casi.

Y esto empieza más que nada por culpa de mi primo Hugo (http://www.losmonostambiencuran.blogspot.com/), que después de darme la lata con que iba a hacer un blog al fin lo ha terminado y a mi me ha entrado envidia.
Solo que el mio va a tener, en principio, un objetivo concreto, que es el de enseñar todos o algunos de los relatos e historias que he escrito y escribiré (y si mi primo o algun amigo se anima a escribir también). A ver si así, a base de verlas aquí en el blog, termino alguna de ellas...

Eso es todo por el momento...pronto pondré algo más.



David