lunes, 21 de abril de 2008

EL SOÑADOR [inconclusa]

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Esta es una de las últimas historias (o comienzo de historia) que hice...son solo unas dos hojas...pero por algo se empieza...quizá vuelva a retomarla...depende del exito editorial del blog jaja

Si a alguien le parece medianamente interesante que no dude en comentar...y si le parece una mierda pues también...por lo menos se que se lo habrá leido...

Sin más dilación, la historia viene a continuación (pareado...reboso arte xD):



- Despierta…Ho. Despierta. Debemos proseguir. Ella está cerca.
- Ya. Lo sé. Puedo sentirla.
- Álzate pues- ordenó el abad.


Y así un pequeño niño de unos 6 años se levantó de su mullido colchón extendido en el suelo. Los ojos legañosos, baba en la comisura de sus labios, y el pelo terriblemente alborotado. Pero a pesar de todo parecía relucir con una extraña fuerza.



- Mi cuaderno y mis ceras- ordenó esta vez el pequeño niño con su dulce vocecilla cargada de fuerza.
- Traedlo- dijo un anciano de cabeza rapada- El desayuno está servido en la tienda principal. Lo de siempre, cereales y… soda.
- Gracias Mickey- dijo el niño saliendo de su habitación con sus cosas en la mano.

“No debo odiar a este niño. Él nos traerá la salvación. Acabará con las pesadillas” pensó el hombre mientras seguía los pasos del niño.
Una vez en la tienda que hacía las veces de comedor el anciano pudo observar como al menos una docena de monjes rapados, ataviados con sus hábitos anaranjados, cumplía todos los deseos del niño. Éste se encontraba sentado a la manera oriental frente a una mesa baja devorando sus cereales mientras hacia bocetos en su cuaderno de dibujo.
Garabatos de un niño que quizá en un futuro no muy lejano librasen batalla con los enemigos de la vida.

- ¿Qué tenemos esta mañana Ho?- dijo el viejo monje señalando lo que dibujaba el niño.
- Aún no lo se. Siempre te lo digo. No se lo que es hasta que no está completo. Es decir, tú sabrás al mismo tiempo que yo de que se trata- dijo el niño con sorna.
- Lo sé. Lo sé. Es hora de marchar. Ve a vestirte, te espero afuera. ¡Comenzad a recoger el campamento, nos marcharemos en breve! ¿Entendido?
- En seguida- dijo al unísono un coro de voces masculinas.

Mientras el niño corría a cambiarse, seguido de un par de monjes con apariencia fiera, el abad salió al exterior para contactar con el mando.
El sol le cegó en el instante en que atravesó la puerta de la gran tienda de campaña, pero sin inmutarse el monje caminó directo hacia un enorme vehículo oruga acorazado, en cuya parte superior relucían decenas de antenas y demás ingenios.

- ¡Coronel! Debo informar de inmediato a Papá- gritó el monje odiando ese estúpido término.
- Sí, padre…quiero decir señor…digo…- respondió un confundido oficial de menor rango.
- No importa cabo. Coronel Hammed es la hora del informe diario- comentó el monje una vez en el interior del imponente vehículo.
- Abad…es un placer verle una mañana más con sus mejores galas…
- …Gracias coronel. ¿Procedemos por favor?
- Ya sabe como va esto. Sargento enchufe al abad si es tan amable.
- A sus órdenes coronel. Por favor colóquese el casco de comunicaciones, señor abad- dijo amablemente el sargento tendiéndole el mencionado casco al anciano.

Oscuridad. Y en un instante miles de luces de colores inundaron la visión del abad. Y en el instante siguiente cientos de números, letras y demás algoritmos. Y en el instante final…

- Papá al aparato, dígame Canguro. ¿Qué tal el Bebé?- resonó una voz paternal en la cabeza del abad.
- Papá, aquí Canguro. Ayer hubo tormenta, Bebé no se asustó. Hizo un bonito dibujo de un Perrito. El Cartero salió corriendo al ver a Perrito. Seguimos sin recibir Cartas.
- ¿Y el Cerrajero no tuvo que actuar?
- No fue necesario. Le sigo contando, el Bebé pasó la noche sin ninguna Pesadilla. Es todo, hoy se ha levantado sin problemas. Pronto partimos hacia el nuevo Cole. Es todo Papá.
- Gracias Canguro. No dude en llamarme si sucede algo.
- Entendido. Gracias Papá. Volveré a llamar.

Al momento el abad se deshizo del horrible casco entregándoselo al sargento de comunicaciones, la frente y el cráneo empapados en sudor. El coronel le observaba con una mueca similar a una sonrisa, sarcástica a más no poder.

- Cada día comprenderá más por qué nos arriesgamos a usar la radio, pese a las pesadillas, ¿no es así?

El anciano miró severamente al coronel mientras procuraba recuperar el aliento. A millones de kilómetros de distancia otro hombre se encontraba en idéntica situación.
Pisando de nuevo la húmeda tierra del exterior el abad observó como todo estaba ya recogido y los 20 rodeaban al niño. Éste mostraba una gran sonrisa y portaba como siempre su cuaderno y sus ceras. Iba ataviado, por otra parte, con unas enormes botas militares, pantalón caqui y un amplio jersey de lana de color gris.
A su alrededor se encontraban 20 veinte hombres de aspecto aguerrido, monjes al igual que el anciano. Eran los 20. Los guardianes personales del niño.

- Ya se lo que es. Mira- dijo el niño alzando su cuaderno y mostrándoselo al abad.

Una extraña figura de aspecto vagamente humano aparecía dibujada en el papel. Extrañamente delgada y alargada se veía ésta.

- Pero…parece humana. Nunca habías dibujado algo humanoide. ¿Cuándo aparecerá?
- No lo sé. Puede que cuando tengamos pesadillas. No lo sé.
- Sube. Y vayámonos de este lugar. No debemos permanecer tanto en un mismo sitio. Vamos.

Una vez dentro del vehículo el niño tomo el asiento que solía tomar, justo al lado del coronel Hammed, con una amplía vista del camino que a su frente se encontraba.
Se sentó, se ajustó el cinturón de seguridad y comenzó a dibujar de nuevo en su cuaderno.
El coronel lo observó atentamente como siempre hacía, susurró algo que solo el niño fue capaz de escuchar y ordenó que se pusiesen en marcha todos los vehículos.
Justo delante de los asientos del coronel y del niño se encontraba, en un nivel algo inferior el piloto, copiloto y navegador. Enfrascados en sus actividades apenas prestaron atención al niño que sabían estaba detrás. En un nivel aún más inferior y detrás del coronel, se encontraba el sargento de comunicaciones, el artillero con todos sus detectores y demás artilugios, y el vigía con acceso a una cubierta superior con salida al exterior. Por último, con el abad y su ayudante en el centro, dos hileras de asientos con los 20 a un lado y con otros 25 soldados regulares al otro.





FIN
(por el momento)




David

5 comentarios:

Hugo dijo...

Entretenido, es...entretenido tu relato. Voy a votar en la encuesta la opción "una mierda así de grande". M lo agradecerás :D

Hugo dijo...

Tienes razón, como esto d los comentarios es gratis...aquí tienes otro. Yo de momento estoy buscando información que me ayude a identificar el público potencial (cómo se nota q saqué un 9 en marketing, es decir, debo sabe a que público me voy a elegir, y por tanto, si es el mejor público disponible o no. Y una vez identificado (no sé cómo jaja), averiguaré a continuación qué es lo que quieren de un blog, que es lo que necesitan, para yo proporcionárselo (si es q sé cómo) Quizá vaya en esa línea este post, no quiero currarme las entradas dejando de lado la carrera para tener 2 o 3 lectores, inclyéndonos jaja.
Por cierto, el contador ese d los cojones lo he quitao, m contaba cada vez q entraba y no es cuestión.

In the other hand (jaja), Chulo está malo, le han hecho reacción los puntos y tiene fiebre, a ver si el antibiótico le va bien, ahí se muera el dueño dl otro perro.

Bueno, ánimo, a ver cuanto nos dura todo esto jaja, y recuerda, los monos también curan, en el Monkey Trauma Center pero...ciao!!

Hugo dijo...

he escrito un poco mal antes, "saber a qué publico me voy a dirigir" es lo que quería decir jaja, m abondonó el cerebro a buena hora.

Hugo dijo...

No, no creo que funcionen, habrá votado mi tía que se lo dije o algún conocido. En teoría, se lo he dicho a bastante gente, al menos para 10 votos pero bueno, que se metan los votos por donde....jaja.

El título de los maitres podía herir sensibilidades, y tampoco tenía tanto gancho, y el d Inglés vs Español...muy típico. Este no m encanat pero bueno...

Hugo C. (el único que comenta):P

Anónimo dijo...

Pues com ya te dije en su dia, me parecio interesante el relato.

A ver si algun dia llegas a hacer un borrador de un libro.

Animo!

Fer!