Y el tiempo de los hijos de los hombres ya pasó, los hijos de sus hijos heredarían La Tierra…
“Hijos míos, mi vida toca a su fin, ya no me quedan fuerzas para seguir guiándoos en la oscuridad, ya no me queda energía suficiente para acompañaros, ya mi tiempo acabó.
Es el momento de que vosotros seáis los dueños de vuestras propias vidas, dueños de vuestro propio mundo. Ahora no tendréis nadie que os enseñé cuál es el camino que debéis tomar, cuál es el siguiente paso a dar. Pero no por ello debéis desfallecer, ni perder la esperanza, pues en el camino encontraréis todas las respuestas, porque no dudéis de que se os presentarán preguntas, cuestiones a las que será necesario dar respuesta, para poder seguir avanzando. No os preocupéis si tardáis más de lo previsto, si os equivocáis y tenéis que rehacer vuestros pasos, pues en ello consiste la vida, en errar y aún así continuar caminando. No permitáis que esos errores supongan un lastre para vuestro destino. Porque si hoy yo desaparezco, sé que vosotros sabréis continuar. Pues esto ya ha ocurrido con anterioridad, y volverá a ocurrir, cuando sea el momento de pasar el testigo, de dejar que otros sean los que continúen vuestro legado, nuestro legado, el legado de nuestros padres.
Así pues no lloréis por mí, pues sé que yo he cumplido mi parte, mi trabajo está hecho, he logrado que vosotros seáis capaces de continuar con él. Mi herencia está a salvo en vuestras manos, nuestro destino no corre peligro. El destino de la Humanidad no podría estar más seguro en mis manos, pues ya son viejas y están débiles, sin embargo las vuestras son jóvenes y fuertes y no podrían estar mejor preparadas.
Cuando mi llama se apague, seguirá ardiendo en todos y cada uno de vosotros, en cada pequeño paso que deis, en cada gran salto, en todas las decisiones que toméis, pues vosotros sois mis hijos, vosotros sois nuestra mejor y más hermosa herencia. Vosotros sois…el futuro.”
Y el hijo de los hijos pereció…y sus hijos heredaron La Tierra.
Y el futuro no hizo nada más que comenzar.
David